Creo que el amor son como dos gotas de agua
que se unen para formar una burbuja
aislada de la entropía del mundo,
frágil como una copa de cristal
al borde de una mesa en año nuevo.
Y nuestra copa cayó derramando todo el vino,
rompiendo el carmín de la orilla en mil pedazos
que me cortaron las manos y las alas,
enrojeciendo de vino el suelo
en el que yacimos tú y yo ayer.
Vete y llévate contigo los gemidos,
los besos, los abrazos, mis latidos.
También los suspiros de esa tarde en la playa,
la arena del reloj de nuestro tiempo acabado.
Vete, y vuelve cuando estés dispuesta a quererme.
Llega la primavera, amanece...
No te he vuelto a ver.
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